Ayer me después de que despedimos a los huéspedes fui a Punta Perula, una playa popular por acá, solamente había ido una vez ahí, a comer con unos compañeros de la oficina; así que como era de esperarse me perdí, pero no importó, disfruté hasta el perderme.
Cuando al fin llegué a Perula, ví que la playa era enorme!!!. Si caminas toda la playa puedes llegar hasta la Playa el Negrito, que está como a 30 min. en auto. Al llegar me instalé junto a una lancha, extendí mi pareo en la arena para acostarme, puse mi sillita plegable en una esquina para sostenerlo del viento (y que me sirviera de sombrilla), empecé a sacar de mi bolsa mis aditamentos playeros: un libro, mi ipod, bloqueador y toalla que hace la función de una almohada. Ya que estaba cómoda, empecé a chismear que hacía la gente alrededor, había varias familias, unas andaban nadando y otras echando cascaritas.
Cuando llegué dije que no me quería meter al agua, llevaba el traje, pero nada más por llevarlo (según yo...) obviamente ya que vi que el agua estaba calmadita... pues se me antojó. Siendo bien sincera siempre me ha dado miedo el mar, y es apenas ahora que se me está quitando ese miedo, (mucho tiene que ver que salgo sola a todas las playas y siempre se me antoja nadar), me metí, llevaba unos 20 minutos adentro y de pronto... SPLASH! reventó una ola gigantesca y casi pierdo la parte de abajo del traje jajajaja, así que salí del agua despavorida y decidí seguir leyendo a Wilde; pero andaba algo inquieta y leer no parecía tan tentador; así que levanté mi changarro y pusé todos mis chunches en el auto, solo me quedé con una bolsita para mi cel, mi ipod y la cámara de Eva, dispuesta a caminar hasta donde aguantara.
Vaya que caminé y que re-bien me la pasé. Lo mejor de mi paseo: Un sr. como de 75 años, con un tatuaje en el brazo, calvo de arriba, pero con una rasta bien padre en donde aún le quedaba pelo; estaba con su familia y le estaba enseñando a su nieto (como de 6 años) a surfear! Me quedé parada un rato viéndolos, el niño estaba super animado, y parecía tener el don, porque ya se podía parar en la tabla; creo que fue muy obvio mi sentimiento de "worale, que chidoo!" porque el sr. me saludó con un "amor y paz".
Mientras deambulaba por la playa iba como siempre, cantando como loro, y pensaba, que el tiempo libre que tengo compensa los malos ratos que llego a pasar en la oficina.
Esta tarde tmb fue genial! Decidí que ningún jabalí iba a poder conmigo, así que le puse aire a la llanta de la bici y salí dispuesta a disfrutar de un poco de ejercicio! Así es nada me iba a detener....
El paseo empezó bien, pero ya que estaba alejada decidí razonar con mi lado aventurero y empecé a regresar, porque este mugre horario hace que el sol huya demasiado temprano. Iba a la mitad del camino de regreso y una MANADA de jabalís me esperaba jajajajaja, así es, una manada como de 7, con 2 chiquitos!! YEIIII!!! pensé. Pero esta vez iba en bici y ellos no iban a poder conmigo, me paré lo acepto me detuve, y sí, me asusté, traté de hablar con ellos, la mayoría escuchó mis razones y se fueron, pero 2 grandes me veían, retándome... pero GANÉ, tomé velocidad y pasé gritando como loca jiji, y huyeron, ¡vencí!
Así que hoy puedo sentir que toqué en las puertas del cielo y me abrieron... tal vez el resultando de todas las cosas no depende de factores externos, tal vez solo debo de dejarme llevar, como me dijo el abuelito alivanado: "amor y paz", además si los Beatles dicen que todo lo que necesito es amor, vamos amando.
Recién Instalada
Caminando por Perula
Descansando para el regreso
De camino a casa